25/7/10

QMF

Vuelvo de la tierra de mis padres y un tal Quijote, reconocí el calor de los veranos de mi infancia y conocí un festival de sala y sin organización exterior. Allí hemos pasado dos días de sol, parkineo, conciertos y hippismo, aliñado con buena música y amigos, toque fundamental para esos momentos que siempre te acompañarán.
Como acabas de leer no aparecen las palabras tienda o camping, porque no hubo, al igual que no hubo policía, no sabemos el porqué, quizás habría que buscar la solución en las letras de Sho Hai. La diversión estaba asegurada. 

Conciertos en plaza de toros es igual a polvo y humo hasta los pulmones, ropa de repente envejecida y zapatillas excesivamente maquilladas.
Siempre te dejas algo en estos lugares, yo me dejo allí la voz, horas de sueño, flow, (son)risas, golpes y sudor y especialmente mi virginidad con Violadores en concierto, tras demasiados años en mi cabeza pero no en mis pies. Además me dejo mis zapatillas, que allí dieron su último suspiro. Siempre es duro deshacerse de tus zapatillas, ellas te han acompañado en tantas historias, habeis compartidos tantos momentos, que nunca piensas que un día cualquiera vuestra relación se acabe.
En el fondo es una sensación falsa porque en unos días no recordaré la marca y mañana me compraré unas nuevas, al fin y al cabo son unas zapatillas, no tiene sentimientos. Pero han dejado su huella en aquella arena.

21/7/10

Música


No preguntes por qué escuchas canciones tristes cuando lo lógico sería evadirte y olvidar, no preguntes, sólo escúchalas.

Es lo que el cuerpo te pide, los sentimientos desean y tú no evitas, es auto-flagelarse, pero el dolor forma parte de nuestras vidas y es mejor reconocerlo y hacer frente a él que huir. Pero, qué es lo que hace que esa canción sea triste: su melodía, su letra, sus recuerdos…la respuesta normal será todo, pero no me sirve. Así que dime, ¿qué canción estás escuchando?

6/7/10

No signal


Belén Esteban, sobran las palabras y necesitaría muchas entradas en este blog. Haré una sinopsis.

En unos años se ha (la han) convertido en un filón para las cadenas de televisión, principalmente en algunas que todos conocemos pero que me negaré a nombrarlas. Al principio veía irracional como esta mujer se había convertido en la "princesa del pueblo", decía las cosas claras y como le venía en gana, la gente y la audiencia la apoyaba mientras yo discutía con mi madre como podía ver y apoyar a una 'verdulera' de barrio, ordinaria, sin cultura y que iba dando lecciones de no sé qué a la hora de la siesta. Yo sostenía que nadie de esas personas que la apoyaban o que la caían tan bien les gustaría tenerla como la novia de su hijo, refiriéndome a la persona, no a la famosa (que vergüenza debería darnos a los medios el motivo de su fama).

Ahora, sigo sosteniendo esa idea, pero veo a esta pobre mujer como una mujer que está siendo explotada, la están exprimiendo y que cuando no dé más jugo (y no puedan inventarse más jugo) caerá en el olvido, sus compañeros dejarán de reírse de ella en directo y no la salvarán cuando de verdad necesite ayuda.

La respeto y me apiado porque creo que la culpa no es de ella, pero espero que esta televisión de basura acabe pronto. La TDT mejora la emisión de la señal, no la calidad de los programas, si encontráis algo que merezca la pena, decídmelo, de momento prefiero ver la nostálgica niebla del analógico.

1/7/10

Soledad


No esperaba verte tan pronto, viejo amigo. Estuviste ahí la mayor parte de mi infancia, y aprendí a no tenerte miedo, me acostumbré a tus silencios, no me molestaba que no me contestaras, eras callado e introvertido y eso me unía a ti.
Un buen día, no recuerdo el momento exacto, me di cuenta que ya no estabas aquí, tardé en darme cuenta por eso, porque eran buenos días y tu sabias que no te necesitaría. Alguna vez me encontré contigo y nos cruzamos un qué tal, a ver si nos vemos y cuídate, pero creo que el único sincero lo eras tú.
Muchas veces me echaron en cara que me llevase bien contigo, no comprendían porqué era así, y yo, aunque ya hubiera perdido el contacto contigo seguía defendiéndote y manteniendo un buen recuerdo.
Ahora, tras varios años, hemos vuelto a encontrarnos y con el tiempo suficiente para tomar unas cañas, pero he crecido, ya soy adulto y sé lo que es la amargura, en la vida y en la cerveza.
Dicen que la infancia se pierde en el momento que un niño es consciente de que puede morir, yo lo sé, pero por suerte no la perdí, pero está desusada. Te digo esto porque ahora entiendo porque la gente no me comprendía y te evitaba, ahora, cuando tienes cicatrices, no apetece tu compañía porque entonces sí que preguntas. Y eso me ha pasado a mí, que no me apetece verte. Déjame solo. Era feliz.