25/7/10

QMF

Vuelvo de la tierra de mis padres y un tal Quijote, reconocí el calor de los veranos de mi infancia y conocí un festival de sala y sin organización exterior. Allí hemos pasado dos días de sol, parkineo, conciertos y hippismo, aliñado con buena música y amigos, toque fundamental para esos momentos que siempre te acompañarán.
Como acabas de leer no aparecen las palabras tienda o camping, porque no hubo, al igual que no hubo policía, no sabemos el porqué, quizás habría que buscar la solución en las letras de Sho Hai. La diversión estaba asegurada. 

Conciertos en plaza de toros es igual a polvo y humo hasta los pulmones, ropa de repente envejecida y zapatillas excesivamente maquilladas.
Siempre te dejas algo en estos lugares, yo me dejo allí la voz, horas de sueño, flow, (son)risas, golpes y sudor y especialmente mi virginidad con Violadores en concierto, tras demasiados años en mi cabeza pero no en mis pies. Además me dejo mis zapatillas, que allí dieron su último suspiro. Siempre es duro deshacerse de tus zapatillas, ellas te han acompañado en tantas historias, habeis compartidos tantos momentos, que nunca piensas que un día cualquiera vuestra relación se acabe.
En el fondo es una sensación falsa porque en unos días no recordaré la marca y mañana me compraré unas nuevas, al fin y al cabo son unas zapatillas, no tiene sentimientos. Pero han dejado su huella en aquella arena.

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